El día del Antigol.

La crónica-fábula de Olé
1 del Antigol (4-0 a Palmeiras)

Pasaron 25 partidos. Pasaron poco más de 2250 minutos o 38 horas netas de juego. Se aprobó la ley de medios, Huracán jugó al tiki tiki, Velez salió campeón, se murió Michel Jackson, Tincho jugó con fantasmas de la noche anterior, Corcho metió un gol de mitad de cancha, se fue a Europa volvió y la embocó de nuevo. El globo giró mucho desde aquel primer partido contra Sampdoria en segunda. Pasó el verano, el otoño, el frío invierno de la isla y llegó la primavera. Pasó todo esto desde aquel remate de Max en el travesaño en el primer partido, desde ese no gol iniciador de un maleficio tremendo sobre el carrilero derecho de La Confe que dejó de llamarse por su nombre propio para convertirse en un karma.

Hasta que llegó el día. En una excusa de partido pero cuando el equipo no podía meterla y definir un match que no tenía ninguna equivalencia llegó lo impensado. Yo lo había escuchado a Marra después de ese primer gol de Mati. “Me parece que hoy puede pasar algo” tiró como al aire y resonó en los oidos de Max, quien también parecía intuir lo mismo. Llegó una jugada de izquierda a derecha y el siete la agarró en el borde del area grande. Nada nuevo hasta entonces. Esto ya había pasado en varios partidos con secuelas repetidas de tiritos al medio para el arquero, pifias y demás irresoluciones. El karma se adueñaba de las intenciones y todo lo bien que le hacía al juego helvético en los otros ámbitos futbolísticos encontraba su punto flaco en las definiciones. Nada nuevo entonces, hasta que salió un remate distinto. Un tiro esquinado, bien ejecutado que parecía tener destino de gol. Cuentan algunos que se pararon en la lancha colectivera para ver lo que estaba pasando. Yo justo miré al veedor y se estaba refregando los ojos sin entender. Y pasó lo que no podía pasar. La pelota entró y se festejó como los goles en la final. El estigma que llevaba en sus espaldas quedó borrado. En el día que se jugó un partido que no daba para nada, que se pareció a un entrenamiento flojo y costaba incentivarse hubo un aliciente de esos que hace a La Confe un equipo único. Fue el día del antigol.

Fue 4-0 a Palmerias, con goles cuando habìa que meterlos, 3 de Mati y el del antigol. Ahora empieza lo lindo. La final. Esa palabra que tanto nos gusta y tanto nos incentiva. A tomar este partido como el más importante de los del fixture. Nos jugamos todo y como hacemos siempre, vamos a jugar al fútbol. Vamos La Confe, ahora más que nunca.